Saber o creer.

28 noviembre, 2008


En un experimento se reunieron cinco monos a los que se colocó en un recinto cerrado. En lo alto de una escalera se colocó una cesta de ricas frutas. La escalera contenía una trampa que, al pisar el tercer escalón o cualquiera situado más arriba de éste, disparaba un chorro de agua helada a todos los monos del recinto.

Como era de esperar, cuando hubieron entrado los cinco monos se dirigieron instintivamente a la escalera para acceder a los frutos situados en lo alto de la escalera. Y como era de esperar huyeron peldaños abajo al recibir el chorro de agua helada.

Los monos volvieron a intentarlo hasta 4 veces hasta entender la relación entre la acción "tocar peldaño" y la reacción "chorro de agua helada".

En alguna ocasión algún mono volvió a intentarlo en solitario. Lo único que consiguió, además de mojarse y pasar frío, fue una paliza por parte de sus compañeros de celda.

Una vez ocurrido esto se sacó a uno de los cinco monos y se entró uno nuevo llamado Seis. Cuando entró al recinto se dirigió directamente a la escalera haciendo caso omiso a los alborotados gestos y gritos del resto de habitantes. Una vez mojados todos, fue recriminado.

Volvió a repetirse la operación, entró el mono Siete y salió uno de los monos originales. Antes de llegar al tercer escalón, los cuatro monos restantes ya habían impedido, a base de gritos, gestos y arañazos, que siete pisara el escalón reactivo.

La operación de cambio de mono se repitió hasta que todos los monos pertenecieron a generaciones posteriores a la experiencia causa-efecto. Lo impresionante es que seguían el mismo patrón que los primerizos. Antes de que se acercara a la escalera ya había sido alertado con violentos requerimientos. Ningún mono tocó la fruta.

Son muchas las veces que se hacen cosas porque se ha establecido que hay que hacerlas así. Porque siempre se hicieron así y si así funcionan para que vamos a cambiarlas.

Así funcionan muchas organizaciones. Alguien dijo que y así se quedó ese que. Pero la realidad es que sólo aquellos que llegan a ver lo invisible, pueden alcanzar lo imposible.

La empresas y organizaciones que no son capaces de reinventarse y experimentar sobre su propio camino no evolucionan. Es lamentablemente cierto que evolución siempre implica extinción. Y eso no debe alarmar a nadie, somos fruto de la extinción de otros y otros serán fruto de nuestra propia extinción. Ocurre con demasiada frecuencia que el "stablishment" se defiende por interés personal, ya sea individual o grupal, sin considerar el interés global de la organización.

Quizás bastaba con aprender a mojarse una sola vez para disfrutar de la fruta antes que morir de hambre. Bastaba con arrojar la fruta una sola vez. Aquellos que, pese a las objeciones, sean capaces de escalar son precisamente los que permiten que los demás disfruten del beneficio de la fruta. Algunas organizaciones son capaces de soportar el chaparrón de agua helada. Otras no. Acaban muriendo de hambre.

Los que hemos experimentado alguna vez el inmovilismo de las organizaciones sabemos que es tan malo como el desorden. Saber siempre ha sido mejor que creer. Pero hay que esforzarse tanto para saber... y es tan fácil conformarse con creer...

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