Yo no creo en las webs ...

18 marzo, 2009
No basta con decir que eres bueno.
Como mínimo ha de parecer que lo eres tanto como dices.



Hoy he comido con alguien que entre otras cosas, todas muy interesantes e instructivas, me ha dicho que no cree en las webs. El caso es que le he llamado la atención. "He visitado tu web y me ha parecido que no es una web apetecible".

Él se ha justificado asegurándome que "lo único que quiero es que aparezca la dirección y el teléfono de la empresa, nadie entra a las webs para saber nada de las empresas, todas dicen lo mismo..."

Y eso es todo lo que aparece en ella. su nombre, su logo, su dirección y su teléfono. Pero yo no le estaba hablando de ese dato. No.

Cuando uno conoce a alguien, ya en los primeros segundos recibimos y procesamos mucha información. Con apenas una mirada vemos a nuestro interlocutor y deducimos bastantes aspectos de su personalidad, de su nivel de vida, de su formación, incuso de su salud y de su estado anímico.

Todas esas cosas nos sirven para evaluarla, para tomar una actitud proporcional a la que hemos recibido, para apuntar y disparar nuestro diálogo, para gestionar nuestro nivel, registro, tono, lenguaje, volumen, gesto y postura de comunicación. Estas reacciones son siempre proporcionales al efecto recibido. Nos condicionan la actitud.

Por eso nos esforzamos, algunos, en peinarnos, afeitarnos, ducharnos, vestirnos con más o menos elegancia y buen gusto, en la confianza de que nuestros interlocutores tomaran nota y actuarán acorde y proporcionalmente a nuestra oferta emocional.

Igual pasa con las webs. Al entrar en una, la que sea, percibimos cosas relacionadas con quien las firma, percibimos si es una empresa cuidadosa con el detalle o no con el cliente (aunque sea un interlocutor ocasional visitando nuestro sitio web), si es segura, si es grande, pequeña, etc.

Cuando vemos una web, al igual que cuando entramos a una oficina o una tienda, percibimos sensaciones que nos condiciones actitudinalmente frente a nuestro interlocutor

Si todo lo que queremos es dejar constancia de nuestras señas, mejor hacerlo con precisión y elegancia. Con buen gusto, igual que haremos para ir al restaurante o cuando no sabemos como debemos ir. Nos arreglaremos ni que sea un poquito, "por lo que pueda ser", para que el otro, nuestro deseado visitante, perciba algo más que una indiferencia o una rutina.

Respecto a la frase... "yo no creo en las webs..."

Esa es otra historia. Yo le he entendido de todos modos. Creo que él a mi no. Lástima, me habría gustado ampliar el debate.

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